Ahí fuera, la noche invita a buscar refugio y las estrellas ya han encontrado el suyo; que Enero me trae recuerdos y abre con su puesta en escena los viejos álbumes de fotos, la oxidada caja de galletas. Esas revistas de andar por casa, llenas de titulares en negrita y cursiva grabando en la memoria, nuestras vidas y momentos, dejan tu imagen perenne en el tiempo; haciéndole un guiño a mis canas, lamiendo mis entrañas. Acariciando mi alma.
Aquí dentro, ha entrado la risa, la alegría. Tu cara se muestra relajada, tu mirada brilla y tu sonrisa trae música y luz; simplemente tú brillas. Tu sombra espigada va teniendo curvas y tu piel sonrojada se dibuja delante de ese espejo en el que te miras y por fin te ves. Por fin te encuentras en ese espejo que tu dolor había empañado con lágrimas de soledad, con la sal escociendo en la herida y la vergüenza al que dirán .
Te miras en él detenidamente, cada mueca, cada línea de tu rostro va cogiendo forma, cada rizo de tu pelo se amolda perfecto a tu cuello, cada pestaña se hace más larga acercándose a tus sueños y en ellos van escribiendo la palabra libertad. La tuya, la mía.
Aquí dentro, las mariposas me hacen cosquillas en el corazón, revolotean por cada rincón de la casa, pintan con su aleteo las paredes, el techo y hasta el aire que respiramos. Y es que te veo tan bonita, tan inmensa, tan tú; que la vida le ha vuelto la espalda a la tristeza, le ha plantado cara a la confusión, a la irrealidad y al mundo de ahí fuera en particular. Ese mundo que se hace pequeño porque eres tan grande que no cabes en él.
Aquí dentro, mientras fuera es pleno invierno, con la lluvia mojando las calles, las nubes grises ahogando el cielo, el viento quebrando las ramas y la noche apoderándose de la calma... la primavera ha venido y yo si se cómo ha sido. Aquí dentro, por fin, has entrado tú y yo, yo estoy a tu lado.
Sonia Abellán Montero©.
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| Felipe López Lozano©. |
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