sábado, 10 de septiembre de 2016

Hijos del Silencio.


Hace poco fui a un homenaje a las víctimas del Franquismo, yo no es que sea una entendida referente a esa España negra que todavía tiene resquicios convertidos en sombras que siguen acechando desde el pasado y que en ciertos círculos todavía está muy presente su herencia.  Cuando alguien recibe una herencia, enseguida pensamos en bienes materiales, una casa, un terreno, dinero…un legado de cosas que hacen que la vida sea más llevadera. Pero hay otros herederos que no han tenido tanta suerte, porque lo que han obtenido es una herencia llena de miedo, dolor e incertidumbres. Parte de esa conferencia reflejaba los testimonios de personas mayores que vivieron esos tiempos con tanta intensidad que siguen recordando esa tragedia como si hubiese transcurrido ayer mismo, recuerdos nítidos en la que una gran porción de su memoria echó el ancla en un mar de dudas, con un fondo de aguas sucias y una espina clavada en sus corazones, imposible de arrancar. Ellos son los hijos del silencio.

Esas voces que a pesar de sus gritos siguen sin ser escuchadas. Esas historias de personas, de sus familias en las que un mal día desordenaron sus vidas convirtiéndolas en un puzle al que le faltan piezas, porque hay quien las escondió a buen recaudo pensando que tapando lo evidente, el delito sería menos y las conciencias serían lavadas con el paso de los años. Pero se olvidaron echar una buena dosis de detergente y suavizante; cuando la lavadora se pone en marcha con agua nada más para lavar la ropa sucia, esa ropa huele mal y es necesario airearla, eso de que los trapos sucios se lavan en casa, en este caso va a ser que no. Sencillamente porque son los trapos sucios, la basura y miserias que Franco y sus secuaces fueron dejando de puerta en puerta, de casa en casa. Y aunque “Tito Paco” pasó a mejor vida (para algunos no hay mejor vida que la muerte o el no haber nacido), espero que si Dios existe No lo tenga en su gloria ni Satanás en el infierno porque allí sería inmensamente feliz a la Derecha de su padre, espero  y deseo que se encuentre en tierra o cielo de nadie; sólo, sin rumbo y perdido en el laberinto de la eternidad sin un Teseo que lo salve y Si con un Minotauro que lo persiga sin descanso. Esos son mis deseos si me pongo en modo psicópata, mis anhelos más oscuros, negros como la noche pero necesarios como el devolver las vidas que robó, restituir las dignidades que arrancó de raíz y que los cómplices y sicarios que siguen vivos tan culpables o más que el que les dio las ordenes, paguen por sus actos poniéndose de una vez por todas en el banquillo de los acusados, ante  una justicia que se quite esa venda que la ciega y dejando caer el peso en el lado de la balanza que se merecen, todo el peso de esas personas muertas, de esos niños sin padres y de esos padres sin hijos, de esas mujeres violadas, de esos hogares destrozados y de esos entierros que todavía décadas después no se han hecho. Que por fin los hijos del silencio puedan despojarse del saco de la humillación y que puedan hablar de su dolor sin miedo.





Que María no tenga que decir que su madre murió en su parto en vez de decir que el último recuerdo de niña que tiene, es ver como una tarde se llevaban a su mama unos “hombres” uniformados y armados a saber dónde, a hacerle a saber qué y sin  saber ¿por qué?  para no verla más y dejarla crecer para que un día se diera con la verdad en la cara y enterarse en el pueblo que a su madre la habían fusilado después de vejarla sin darle la opción de poder velarla, enterrarla y llevarle flores cada aniversario de su  muerte porque ni hay nicho ni partida de defunción que ponga la fecha, hora y motivo de su asesinato. (Hablemos claro, no murieron, los asesinaron).
Que a Pepe le borren de la mente que su abuelo duerme cada noche en una fosa en medio de a saber qué campo o bosque y que al padre de Pepe antes de que se lo lleve el tiempo pueda dormir tranquilo aunque solo sea una noche y que su último sueño sea que abuelo, hijo y nieto van por el monte cogidos de la mano.
Que a Justo le devuelvan el significado de su nombre, que las cenizas de su padre y hermanos tenga un lugar donde descansar, en su tierra donde crezca el árbol de la verdad, de la vida y la libertad.
Que todas esas muertes, valgan la alegría de recomponer tantas familias rotas y dejen de valer la pena, porque bastantes penas ya han pasado.
Y que para los que no les sea posible por ahora ese encuentro con sus antepasados errantes, sigan teniendo las esperanza de que en algún momento, que algún día, la Justicia se presente en sus casas con una misiva del Gobierno de España diciendo:
-Nos complace comunicarle, que los restos de su familiar “fulano de Tal”, han sido hallados y pronto le serán devueltos. Que los responsables que siguen vivos “mengano y zutano de cual”, pagaran los asesinatos y atentados a los Derechos Humanos cometidos. Serán llevados ante la Justicia y las leyes comprometiéndonos a que se cumplan a rajatabla. Sentimos su dolor, sus noches en vela, sus dudas, su desamparo, su tristeza, las calamidades que han soportado. Sentimos que sus almas no hayan tenido descanso y que halláis sido durante tanto tiempo los hijos del silencio. Pedimos perdón por haber hecho caso omiso a vuestros gritos.
Y yo, mientras tanto, seguiré imaginando que mi bisabuelo, (cuando mi abuelo tenía 3 años), lo hirieron pero no de muerte. Que pudo escapar, se subió a un barco y logró sobrevivir a una España tan negra que hizo de la propia vida noches en vela y tardes de sangre.
 
-Oye, hijo mío, el silencio.
Es un silencio ondulado,
un silencio,
donde resbalan valles y ecos
y que inclina las frentes
hacia el suelo.
 
El silencio - Poemas de Federico García. (1898-1936). Poeta  Granadino de la Generación del 27. Gay, Republicano, Fusilado.
 
GENOCIDIO: Exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad.






Sonia Abellán Montero©

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Y aquí estoy, escondida en estos libros.

Periódico La Nueva Verdad del Estrecho.



















. 













                                       "Cántame un cuento".
                                       Sueños de la banda
                                       sonora de una vida.












"Un día cualquiera".
Arreglame el alma...
 simplemente sonríe.

"Amén"...¿quién dijo miedo?.











"Un giro teatral". Relato en el nº 14
 de la revista Hércules Cultural.











"Corazón que no ve...amanecer que se pierde".
No hay peor ciego que el que no quiere ver.