viernes, 1 de diciembre de 2017

La hija del viento.

Mujeres



Que eres la prolongación de mi alma,
Ese inagotable sentimiento
Que a veces me das la calma
Y otras más de un tormento.

Dentro de mi te meciste en mis aguas
Y te agarraste fuerte a mi cordón umbilical,
Por ese hilo te escapaste a mis brazos
Y con él cosimos dos irrompibles lazos.  

Que nadie te quite las ganas de ser
Que nadie calle tu voz ni apague tu luz
Que ahí fuera hay mucho que ver
Y la estrella que más brilla eres tú.

Que ni el viento te enrede las pestañas
Ni las mentiras despeinen tu esencia
Con tus manos destroza telarañas
Y de tu libertad crea tu resistencia.

Y cuando salgas al mundo
Pisa firme, que se note tu presencia
Que tu NO siempre sea rotundo
Y que suene a inamovible sentencia.

Que te he cosido con amor unas alas
Para que vueles libre, para que llegues alto
Que te servirá de chaleco anti balas
Y te protegerá de más de un asalto.

Y es que no naciste princesa
Porque tu madre no es una reina
Eres valiente. Soberbia y guerrera
Porque eres hija de una plebeya.

Hija de la tierra, de la rebeldía
De las flores violetas silvestres,
De la línea que separa la noche del día
De todo lo que no te amaestre.

Que eres todas y cada una de mis vidas
El garabato que pinta mi locura,
La cicatriz de todas mis heridas
Y lo que le falta y sobra a mi cordura.

Esa mujer que serás algún día,

La mujer de mi vida.



Sonia Abellán Montero©



Para mi hija, la belleza de mis cicatrices.





miércoles, 29 de noviembre de 2017

Cartas al aire.


Gema Sánchez González©. Foto SanMar



Cartas al aire.

Y pasan los días y te veo.
Te veo en cada esquina del viento,
En el susurro de mi aliento,
En todo aquello en lo que creo.

Te veo en el espejo empañado,
Y en miles de cristales rotos.
En las flores que pasan a mi lado
Y en las risas de otros.

Te veo en mis ausencias,
En el pestañeo del tiempo
en la lluvia que trae tu presencia
y en cada recuerdo tuyo al que trepo.

Te veo en el humo del café
En las notas ciegas de un piano
Y hasta cuando pierdo la fe,
Estas ahí, cogiendo mi mano

Te veo en los besos imaginados
En esa canción todavía no escrita
Perdida en mis sueños mojados
Y en el silencio, cuando grita.

Te veo, aunque no quiera
Debajo de mi piel, dentro de mí,
desesperadamente en ti;
aunque haga como si no te viera.

Te veo en el papel en blanco
Hasta con los ojos cerrados,
En cada emoción que me arranco
Y cuando no estas en ninguno de mis lados.

Te veo, en todo lo que hago y siento
A cada minuto, en cada momento.
Te veo en los poemas que leo
Y hasta cuando… ni siquiera te veo.


Sonia Abellán Montero©.