viernes, 20 de enero de 2017

Si tu me dices ven...

SanMar Fotógrafas©.
¿Cuánto hace que no le dices a nadie así, porque si “te quiero con todo mi ser”?...Dicen que el amor se demuestra con gestos, en el día a día. Pero no paro de ver como ese sentimiento anda en decadencia, estamos sumidos y sumidas en un letargo donde las emociones se disparan a la baja, donde el dolor está en el aire. Nos hemos quedado atrapados en el trabajo, en el tenerlo o no tenerlo; en lo que hace la vecina del quinto o el presidente de la comunidad. Caminamos arrastrando los zapatos por la carga de la indignación hacia todos y todo, nos lavamos lo que nos queda del alma a baja temperatura y con un lavado en modo ahorro, no vaya a ser que tanto usarla se desgaste.
Vivimos pendientes de los hilos que otros mueven a su antojo, nos dispersan y dividen hacia un lado y a otro, a veces hacia la nada…otras hacia el todo. Nos obsesionamos en lo que no tenemos, descuidando lo que tenemos, lo que realmente importa, lo que de verdad levanta pasiones. No apreciamos una puesta de sol, una estrella fugaz o un eclipse; por no valorar, no valoramos nada porque no nos valoramos a nosotros mismos. Inventamos prejuicios día sí y día también porque seguimos teniendo miedo a lo desconocido, a cambiar o a ser quien realmente somos y es que somos lo que podemos y no lo que queremos. Volcamos nuestras frustraciones en los que más amamos, cualquier motivo es bueno para echarnos en cara los unos a los otros lo imperfectos e imperfectas que somos, lo humanos que somos. No perdonamos ni mucho menos olvidamos, nos cuesta tanto alabar las virtudes de los demás que sólo vemos las nuestras, como si no tuviéramos defectos; como si fuéramos perfectos y perfectas. Y en realidad lo somos, somos perfectos y perfectas idiotas.
Ya no nos revolcamos en nuestra mierda, no es suficiente, nos quedamos a vivir en ella y nadamos en la de los demás. Huimos de los abrazos, del cariño, de los besos, de las caricias como si fueran malos para nuestra salud, como si el amor provocase alergia temiendo que nos salgan mariposas en el estómago y les dé por alegrar nuestro corazón.
Hablamos y hablamos, no paramos de hablar y no decimos nada y tampoco nadie nos escucha, porque solo nos preocupamos en escucharnos a nosotros mismos.
Imponemos modas y estereotipos, inventamos insultos en vez de sentimientos de los buenos, de los auténticos. Vamos de psicólogos y psicólogas por la vida, diagnosticando los traumas ajenos y recetando sin prescripción facultativa la fórmula mágica para la felicidad, que no es otra que el egoísmo...”Tómese unas cuantas dosis al día y verá cómo se encuentra usted mucho mejor, sea usted un poco más egoísta cuando no esté trabajando, sobre todo en su tiempo libre y a los que le rodean…que se tomen un antidepresivo, un par de pastillitas de Prozac para sobre llevar su nuevo yo”.
 Queremos ordenar la vida de todo el mundo cuando la nuestra es un puñetero desorden. Nos quejamos y quejamos, nos quejamos hasta de las quejas de cualquiera del Facebook y a veces ni siquiera es nuestro contacto. Nos quejamos todo el tiempo y proclamamos a los cuatro vientos que la conciencia nos deja dormir tranquilos y tranquilas, será porque Pepito grillo está de baja por depresión a causa del exceso de trabajo. Esperemos que no coja la jubilación anticipada o una incapacidad total.
Nos olvidamos de quien tenemos al lado, de el de enfrente, del que está arriba y del que está debajo, ya tenemos bastante con mirarnos nuestro propio ombligo como para mirar el de los otros, será que nuestro ombligo tiene unas dimensiones descomunales o nuestro ego unas medidas desproporcionadas.
Y nos hemos olvidado de los boleros y baladas, de los besos canallas y a traición, de las caricias aterciopeladas, esas que te ponen la piel de melocotón. Hemos despojado al olvido los abrazos en flor y las cómplices miradas y las sonrisas van a marchas forzadas. Ya no deshojamos margaritas, ni buscamos tréboles de cuatro hojas; nos empeñamos en clavarnos las espinas de cualquier rosa marchita. No hacemos tonterías, eso es de tontos, ni tampoco hacemos locuras por amor…eso es de locos y son ñoñerías. Ya no escribimos poesías, ni pintamos corazones en la pared, estamos ocupados destrozando nuestra vida dibujando emoticonos de rebeldía asistida,  inmersos en la red. El erotismo ha pasado a mejor vida, ahora la pornografía barata y fría está en alza; no practicamos el Kama Sutra porque meternos en la cama con nuestra pareja nos asusta, no vaya a ser que te vuelvas a enamorar de ella.  Se impone el ciber-sexo, no hay mejor sexo seguro que este; da igual que sea con ese, con esa o con eso.
Y nos cuesta cogernos de la mano por la calle, en realidad…nos cuesta cogernos de la mano y punto; no queremos tatuarnos la piel con otra piel,  creemos que nos va a escocer más de la cuenta ese contacto corporal y no tenemos en nuestro botiquín una pomada de uso utópico, ni de uso atípico: solo tenemos crema de uso aséptico y esa, esa no vale para los efectos secundarios que causa quererse a la vieja usanza, como se quieren los verdaderos amantes: con el cuerpo, con la mente y con el alma.
Ya nadie es cursi, pocos y pocas rozamos la cursilería, estamos en peligro de extinción como el verdadero amor;  no hacemos más de cuatro demostraciones a lo Benedetti por miedo al rechazo o a hacer el ridículo, encarcelando nuestros sentimientos a una cadena perpetua o para los más afortunados a una condena a muerte.
Y aún así, con el desamor en contra, las modas impuestas, los baños en la mierda, las quejas, el hastío, la desidia, los ansiolíticos, el estrés por tacto, el romanticismo ausente, lo artificial presente, los sueños en coma etílico, las floristerías en quiebra, las cajas de bombones vacías, los kilos que nos sobran, las ganas que nos faltan, los maniquís que andan por la calle, los bolsillos rotos, los corazones vacíos, las migrañas inducidas, la cuenta corriente en números rojos, la emisora estropeada, la ola de frío, los psicópatas que hay sueltos, los muros que nos separan, las piedras que nos lanzamos y del dolor que provoca la vida y la muerte…aun así, si tú me dices ven, lo dejo todo.

https://www.youtube.com/watch?v=jhd226xniH0

Sonia Abellán Montero©.