Queridos Reyes Magos:
No sé si os acordareis de mí, hace tanto que no os
escribo. Los años han pasado y quien me iba a decir a mí, que después de todo
este tiempo, de tanta agua caída y del paso de tantas estaciones, volvería a
pediros algo. Soy Sonia, aquella niña que dio la guerra justa, la que pensaba y
sigue pensando que como yo no soy capaz de imaginar y hacer ciertas cosas el
resto del mundo tampoco son capaces, un error bastante gordo de mi parte y es
que hay lecciones que todavía no he aprendido, será por culpa de mi déficit de atención. No fui la mejor en casi nada, no tenía esas
actitudes que destacaran, no era ni me sentía importante ni especial. Tenía mis
cuatro amigas de siempre, mis dos hermanos y mis padres…poco más. Eso sí,
siempre fuisteis conmigo en cuanto a
juguetes se trataba, tremendamente generosos y siento si no usé todos los
juguetes como debí; en especial las
muñecas, no me llamaban la atención y casi todas terminaron nuevas a saber dónde,
jugaba con ellas porque el resto de mis amiguitas lo hacían y no me gustaba ser
la nota discordante, aunque ahora he de reconocer que algo de eso si ha
cambiado, me he vuelto algo exigente, protestona e inconformista. Dicen que no
dejo indiferente, eso dicen.
Si empezáis a hacer memoria, siempre me gustó jugar
con coches, aviones, canicas, la bici, los patines. Me encantaba el baloncesto,
dibujar, subirme a los árboles y estar en la calle todo el día con mis
compañeras de correrías. Tengo que deciros que muchas cosas han cambiado, esa
niña que aun habita en mí, físicamente ya no lo es tanto y desgraciadamente mi
cuerpo no acompaña a mi mente, daría lo que fuera por poder seguir haciendo
esas cosas, como trepar por los árboles, en ocasiones me crea verdaderas
frustraciones no poder hacerlo; mi pelo ahora lo adornan las canas y mi rostro
las arrugas, (no muchas la verdad, la genética por ese lado está siendo
generosa conmigo), me sobran kilos y cambié el deporte por otros vicios algo
insanos. Lo tremendamente positivo que ahora leo y escribo, eso que dicen “a la
vejez viruela” va mucho conmigo, cuando era niña nunca me gusto estudiar; sabéis
que me aburría y me perdía en mis mundos paralelos. Aunque he de reconocer que
eso tampoco ha cambiado demasiado, sigo perdiéndome de vista en mis ausencias y
mis silencios, a veces ni yo misma se por dónde ando.
En fin, que la vida pasa para todos menos para
vosotros que sois eternos y estáis exactamente como yo os recordaba, será que
repartir ilusión ha detenido vuestro reloj del tiempo. Tu Melchor, siempre representaste
para mí la sabiduría, el respeto y el saber estar, todos esos valores que están
en peligro de extinción. Tu Baltasar
eres el icono del mestizaje, la diversidad e igualdad, de ese problema que
todavía queda por resolver, la tolerancia y empatía. Y a ti Gaspar, te adjudico ese lado femenino
que siempre está ausente en casi todo lo importante, me da igual que lleves
barba, sé que es postiza y si no lo es, carece de importancia en ningún lugar
está escrito que la mujer no pueda llevar barba, bigote o lo que sea; aún no
está bien visto que una mujer sea la protagonista de algo a no ser que lo sea en una película, en un
libro o una telenovela, ahí en los mundos imaginarios e inventados a veces,
tenemos ese privilegio de que las mujeres podemos ser lo que nos dé la gana ser…en
el mundo real, la historia es muy diferente, todavía seguimos luchando por lo
que es nuestro, el merecido trato de igual a igual. Aunque tengo que deciros
que este aspecto como en tantos, poco tenéis que hacer, eso está en nuestras
manos, en la de todos y todas. Bueno a lo mejor si Gaspar se afeita y sale del
armario donde la sociedad lo tiene escondido quizás valga para algo y se rompan
ciertos estereotipos. No estaría mal que hubiera una Reina Maga o varias, pero
¿sabéis algo?, no se lo digáis a nadie, para mí las mujeres son las dueñas de
mi mundo y no es por despreciar o por rencor hacia el hombre, no, es porque por
lo menos dentro de mi corazón y mente intento darles el lugar que merecen,
fuera de represiones y estigmas marcados a fuego. Es mi consuelo.
A lo que iba, me he vuelto a ir por las ramas
divagando en lo que creo que es justo para la humanidad, así que voy a empezar
con mis peticiones para este año. Creo que no he sido mala, es cierto que no ha
sido un buen año para nada y que he actuado algo huraña y mis ausencias han
sido más de lo habitual y lo siento mucho de verdad, intento con todas mis
ganas hacer las cosas bien y dar lo mejor de mí, pero esa parte (la mejor) está
algo herida y le cuesta arrancar, lo que si os puedo asegurar que lo seguiré
intentando y que lo conseguiré porque no deseo estar perdida.
Voy a empezar por lo que quiero para este año
pensando en lo que tengo más cerca, las personas que amo y mis seres vivos
queridos, solo anhelo profundamente que estén bien; que tengan motivos todos los
días para sonreír, que la felicidad se acomode en sus vidas y que consigan
todos sus sueños y metas. Y por supuesto salud, mucha salud y amor, ese
sentimiento que es lo único que puede salvarnos.
En segundo lugar, quiero que la raza humana deje de
deshumanizarse, que respete a los demás, que nos ayudemos los unos a los otros
y que la envidia y la maldad sean desterradas a un planeta donde no haya vida
inteligente, aunque pensándolo bien, la tierra cada vez tiene menos vida
inteligente y más vida artificial, quizás por ello estos dos defectos como
muchos más, han encontrado el sitio
perfecto para multiplicarse, aquí.
La tercera petición y no por hacerla en este orden
es menos importante, es para los niños y ancianos, por favor, os lo ruego,
quiero que sean intocables, que nada ni nadie pueda hacerles daño, son nuestra
esperanza. Los pequeños porque son el futuro y en sus manos está nuestro
destino y los mayores porque en su experiencia y en sus arrugas esconden la
solución al misterio sin resolver de eso que llaman sensatez, una de las llaves
que abre el candado de la puerta, que nos tiene encerrados en el laberinto de
la estupidez.
Y por último, voy a pedir algo para mí, algo que
realmente me hace falta. No sé si quiero recobrar la pasión y la fuerza que en
teoría era innata en mí, para que vuelva mi esencia y poder perseguir mis sueños hasta conseguirlos,
o si veis que me equivoco y pensáis que lo que tengo son pajaritos en la
cabeza, hacerme una adulta de una puñetera vez porque las dudas últimamente han
hecho que me pierda en mi misma y las ganas y la desgana andan todo el día de
pelea, haciendo de mi alguien que no me gusta. Solo eso, no quiero nada más.
Posiblemente no tenga ninguno de estos regalos bajo
el árbol el día 6 de enero, casi seguro que no, acabo de caer en la cuenta de
que todo lo que deseo, no cabe en un paquete, ni se puede comprar en unos
grandes almacenes y es que todo lo que quiero, no os corresponde a vosotros
dármelo, nada podéis hacer al respecto. Solo los humanos y yo tenemos el poder
de regalarnos la oportunidad de hacer las cosas bien, de ser nuestros propios
verdugos o por el contrario nuestros salvadores.
Ojalá no os haya puesto en un compromiso y siento si
pido una utopía, pero una anda algo desesperada y dicen que la necesidad
agudiza el ingenio. Y como dice una canción:
“Seamos realistas…pidamos lo imposible”.
PD: Si, lo sé, el dibujo no es mío, está hecho por
las manos más bonitas que hay en este mundo y no son las mías. Se de sobra que sabéis
como os dibujé cuando era niña y no tiene nada que ver con esta obra de arte. Lo
siento, es que estabais muy lejos y no os veía bien desde mi ventana, intenté
buscar unos prismáticos pero no hubo manera; además creo que por aquella época me
mandaron unas gafas de culo botella por equivocación y mi enfoque estaba algo
distorsionado. Quizá un día os recompense y os dibuje como os merecéis. Y una
última cosa, ya que viajáis tanto y surcáis los cielos, darle un beso de mí
parte a las personas que tanto amo y echo menos, que un día abandonaron la
tierra para convertirse en estrellas. Decirles que no hay un día que no los
recuerde y que siempre, siempre serán parte de mí. Gracias por existir.
Sonia Abellán Montero©.