viernes, 8 de diciembre de 2017

Cualquier día...

Tamara Gonzalez Ruiz ©



Cualquier día:

Puede ser que cualquier día
Me quite el traje de la cobardía
Y que en un acto de rebeldía
Mezcle tu vida con la mía.

Quizás pronto llegue el momento
En el que desenrede sin miedo
Ese lío que tengo, esa madeja
Que me tiene detrás de una reja.

Y ese día, treparé a la torre más alta
Para que me salves de mí misma,
Para librarme de este cruel estigma
De esta incertidumbre que me asalta.

Que ese maldito día, está por llegar;
me convertiré en arcilla mojada,
y de tus manos saldré moldeada,
para que podamos libres volar.

Y mientras ese día me encuentra
Me quedaré en esa torre acostada
Debajo de todo, encima de nada
Esperando ser rescatada.

Que cualquier día
Me visto de valentía
Y te robo todos los besos
Que caben en estos versos.

Pero todo esto, será ese día
Donde se den tregua, tu vida y la mía,
cuando gane este amor sin medida;
sabiendo que esta guerra, ya la tengo perdida.



Sonia Abellán Montero©


viernes, 1 de diciembre de 2017

La hija del viento.

Mujeres



Que eres la prolongación de mi alma,
Ese inagotable sentimiento
Que a veces me das la calma
Y otras más de un tormento.

Dentro de mi te meciste en mis aguas
Y te agarraste fuerte a mi cordón umbilical,
Por ese hilo te escapaste a mis brazos
Y con él cosimos dos irrompibles lazos.  

Que nadie te quite las ganas de ser
Que nadie calle tu voz ni apague tu luz
Que ahí fuera hay mucho que ver
Y la estrella que más brilla eres tú.

Que ni el viento te enrede las pestañas
Ni las mentiras despeinen tu esencia
Con tus manos destroza telarañas
Y de tu libertad crea tu resistencia.

Y cuando salgas al mundo
Pisa firme, que se note tu presencia
Que tu NO siempre sea rotundo
Y que suene a inamovible sentencia.

Que te he cosido con amor unas alas
Para que vueles libre, para que llegues alto
Que te servirá de chaleco anti balas
Y te protegerá de más de un asalto.

Y es que no naciste princesa
Porque tu madre no es una reina
Eres valiente. Soberbia y guerrera
Porque eres hija de una plebeya.

Hija de la tierra, de la rebeldía
De las flores violetas silvestres,
De la línea que separa la noche del día
De todo lo que no te amaestre.

Que eres todas y cada una de mis vidas
El garabato que pinta mi locura,
La cicatriz de todas mis heridas
Y lo que le falta y sobra a mi cordura.

Esa mujer que serás algún día,

La mujer de mi vida.



Sonia Abellán Montero©



Para mi hija, la belleza de mis cicatrices.





miércoles, 29 de noviembre de 2017

Cartas al aire.


Gema Sánchez González©. Foto SanMar



Cartas al aire.

Y pasan los días y te veo.
Te veo en cada esquina del viento,
En el susurro de mi aliento,
En todo aquello en lo que creo.

Te veo en el espejo empañado,
Y en miles de cristales rotos.
En las flores que pasan a mi lado
Y en las risas de otros.

Te veo en mis ausencias,
En el pestañeo del tiempo
en la lluvia que trae tu presencia
y en cada recuerdo tuyo al que trepo.

Te veo en el humo del café
En las notas ciegas de un piano
Y hasta cuando pierdo la fe,
Estas ahí, cogiendo mi mano

Te veo en los besos imaginados
En esa canción todavía no escrita
Perdida en mis sueños mojados
Y en el silencio, cuando grita.

Te veo, aunque no quiera
Debajo de mi piel, dentro de mí,
desesperadamente en ti;
aunque haga como si no te viera.

Te veo en el papel en blanco
Hasta con los ojos cerrados,
En cada emoción que me arranco
Y cuando no estas en ninguno de mis lados.

Te veo, en todo lo que hago y siento
A cada minuto, en cada momento.
Te veo en los poemas que leo
Y hasta cuando… ni siquiera te veo.


Sonia Abellán Montero©.






viernes, 3 de noviembre de 2017

Lo que cabe en un bolsillo...

Yo misma

Que ya nada tengo, más que unos cuantos descosidos. Que en este bolsillo cabía tanto,  que nunca lo llenaba del todo. Tenía las ganas, cada una de tus sonrisas y unos cuantos te quieros. Varias dudas irracionales y un puñado de sueños adolescentes. Andaban sueltos los deseos por tocarte el alma y las caricias comprimidas, a un lado reprimidas. Que nada material cabía porque los sentimientos siempre han mandado, que son mi moneda y nunca de ellos tengo suelto ni llevo cambio. Que la brisa del mar campaba libre,  a sus anchas,  jugando con unos cuantos suspiros y algún que otro gemido. Sobraban los gritos, los rencores y los sin sabores; en este bolsillo solo cabía lo que cabe en los corazones.  Y también hubo sitio para algún imposible y para algo tan mundano como despertar  a tu lado y esa rutina de abrazarte dormida. Entraron también sin necesidad de echar mano del bolsillo trasero, un montón de colores rojos, violetas y  varios pinceles pintando en el aire unas margaritas deshojándose los si y los no. Cabían letras, palabras y poemas, desvaríos variados y versos acorralados sin sentido....tan sólo "paroles", esas que no se las lleva el viento y si lo hace, el viento de vuelta las trae.
Y en este bolsillo que día a día se llenaba de ti, hasta bailaban nuestras huellas ese lento que se quedó parado en el tiempo, en el lienzo medio en blanco con los bocetos de unos recuerdos en tono de grises, con esos besos que se quedaron sin dar, con esa promesa que no se cumplió jamás.
Que este bolsillo se queda sin nada y el otro que tengo,  lleno está de lo que pudo ser y no ha sido. Vacíos se quedan los dos y con unos cuantos descosidos, que ya no tienen remiendo. Y es que a mi, eso de coser, nunca se me dio bien; ni siquiera un pequeño jirón,  ni un triste y solitario botón.



Sonia Abellán Montero©.


lunes, 16 de octubre de 2017

La aprendiz.

Yo que soy una aprendiz, de la vida, del amor y otras adicciones emocionales, a veces, caigo en la tentación de perderme entre versos mal escritos y puntos suspensivos puestos en el lugar equivocado.
No sé de hacerlo de otra manera, quizás por cobardía encuentro mi refugio en la soledad de cuatro rimas mal sonantes y en la búsqueda del amor a la antigua, ese que se hace con el alma, se besa con la mirada y prende en llamas debajo de la piel, allí donde late la sangre, donde hierve la carne.
Vivo en un cuento donde el "erase una vez..." pasó a mejor vida, prefiero empezar la historia en "algún día" por aquello del deseo desesperado de que llegue ese dichoso día.
Me trasformo "entre comillas" en una caricia infinita, "entre paréntesis" te abrazo sin descanso, hago que los besos sean "punto y a parte", sacio el hambre del deseo con una "coma" y  una pasión desbordada la convierto en algo de lo más "textual".
Yo que me siento ínfima, como una partícula de nada, crezco en otras vidas y convivo con mi otras personalidades: la valiente, la segura de si misma, la loca, la necia, la apasionada, la pervertida, la soñadora, la melancólica, la obsesiva impulsiva, la racional, la tímida, la celosa, la promiscua...y la niña. Todas esas mujeres andan sueltas y de vez en cuando se sientan juntas para enseñarse el mundo, para enseñarse las cicatrices, lamerse las heridas y confesarse las intimidades mas profundas.
Y una grita, la otra llora, aquella calla y la de más allá de ríe a carcajadas. Ellas son así, perfectamente imperfectas, acertadamente desatinadas; insaciablemente humanas. Y me gusta verlas las unas con las otras, cuando están juntas,  vaciando sus almas alrededor de la hoguera de las calamidades; solo entonces, son ellas mismas....soy yo misma,  aceptando cada uno de mis defectos y agradeciendo cada una de mis virtudes. Poniéndome en el lugar que corresponde, ese lugar que quizás, quizás que no es lo mismo que probablemente, llegue "algún día".
Y ese día, a lo mejor me atreva a darte una flor, a cubrir de pétalos al mismísimo desamor y a decirte en un poema con voz temblorosa, que sigo sin saber, porque ya no creo en el amor. O sí.


Sonia Abellán Montero ©.



Tamara Gonzalez Ruiz ©

miércoles, 29 de marzo de 2017

Mis puntos cardinales


A veces una se levanta con esa sensación huérfana de abandono. Veo las noticias y más abandonada y desolada me siento. Siempre me acuerdo de mis puntos cardinales, de mis abuelos, de los cuatro; tuve la inmensa suerte de tener cuatro personas maravillosas de referente en las esquinas de mi cuna. Pero en días como hoy os tengo más presente, aunque haciendo honor a la verdad toda mi vida habéis estado y estaréis en mi día a día, os he querido y quiero tanto que mi pena es no habéroslo dicho y demostrado más a menudo. Aunque tengo esa esperanza, ese consuelo que os fuisteis sabiendo lo importantes que sois para mí. Os fuisteis los cuatro habiendo sufrido penurias y calamidades, cuando la España se tornaba negra y pensar en voz alta era pecado y hasta delito, tuvimos suerte ya que ninguno perdió su vida por intentar ser libres.
Fuisteis guerreros y guerreras, el hambre os sacudía el estómago día si y día también, no tuvisteis el derecho a la infancia, os duro tan poco que crecisteis de golpe y en vez de ir a la escuela y coger un lápiz, cogisteis herramientas de trabajo y tabaco de liar en vez de caramelos. Yo tuve de todo, nada me faltó, gracias a mis padres que tuvieron todo lo que vosotros pudisteis darles. Yo lo tuve todo, sobre todo a vosotros, vuestro cariño, amor y paciencia, vuestra sabiduría y presencia, vuestras alas para meterme debajo de ellas y cobijarme cuando el frío hacía temblar hasta los pliegues de mi alma.
Si hoy vierais y fueseis conscientes de como este mundo nos traga y arranca de nuestras raíces, si hoy vieseis que todo por lo que luchasteis se pierde en la nada y muchos para evitarlo no hacen nada…Si hoy miraseis por la ventana de vuestra casa y observaseis como personas de vuestra edad duermen en la calle, mueren en los portales, les pegan y humillan, buscan en los contenedores de basura algo que llevarse a la boca; si hoy presenciaseis que el sudor de vuestra frente se ha convertido en moneda de cambio, que han privatizado e hipotecado vuestra dignidad y que se sigue sin hacer nada; si hoy en el siglo XXI os dijeran que os alumbraríais con velas como antaño, que vuestra pensión no os llegaría ni para pagar las primeras necesidades y que encima no solo tuvieseis bastante con eso, tendríais que ayudar, cuidar y sacar adelante a vuestros hijos, nietos e incluso bisnietos… si hoy vieseis todo esto, seguro que preferiríais quedaros donde estáis. Allí donde el dinero no tiene nombre ni apellidos, donde la decencia existe, donde el respeto ni se compra ni se vende, donde vuestros valores y esencia estarían como cuando erais jóvenes: por encima de la propia muerte.
Y hoy os digo, que yo tampoco esperaba ver estas cosas, jamás imagine que el ser humano albergara tanta crueldad y se quisiera tan poco. Ni por mi mente de escritora, la que busca siempre finales felices después de mil golpes de la vida y dramas desbordados, hubiera imaginado tanto dolor y desprecio por el que tenemos al lado.
Solo quiero deciros que los Gobernantes de este país no hace justicia a los ancianos, que no os valora, que no os tienen en cuenta. Desagradecidos que no se acuerdan que los años de esplendor en los que hemos vivido ha sido gracias a vosotros, a los abuelos y abuelas que os dejasteis la piel y algunos la vida por tener los derechos que tenemos hoy, por tener los privilegios que disfrutamos ahora; aunque desgraciadamente muchos de esos derechos se estan perdiendo y sobre todo esos inmensos valores. Hoy es más importante hacerte una liposucción, aumentar los bíceps y hacerse un selfi que defender nuestros derechos como vosotros y vosotras lo hicisteis y es que parece ser que esta España, mi querida España, esta España nuestra, no tiene tatuada en las mentes y corazones una herencia cultural ni emocional apropiada, ese legado que vosotros y vosotras dejasteis no interesa enseñarlo ni dar con vuestras vivencias clases magistrales.
Menos mal abuelos y abuelas, que yo recuerdo cada gesto de esa buena educación, que todavía tengo el honor de ceder el asiento a quien lo necesite más que yo, que doy las gracias y pido las cosas por favor, que ayudo a quien lo necesita dentro de mis posibilidades y que no miro para otro lado ante la injusticia.  
Tan solo quería deciros, que conmigo no se ha perdido vuestro legado, que soy como me enseñasteis y que practico todos los días para ser mejor persona, aunque a veces me cuesta, pero yo sigo intentándolo. Que voy aprendiendo de mis errores y que procuro vivir sin rencores y si me caigo 20 veces yo me levanto 21 como me enseñasteis ustedes. Y, por último:
A ti Manuel, para mí el futbol y los carnavales, ya no son lo que eran antes, es imposible porque no estás tú en cada partido o viendo al Falla en el Canal Sur.
A ti María, que me harto de dulces por si un día no puedo y por los que no pudiste comerte tú y que sé lo que duelen los hijos.
A ti Marcelino, mi hombre tranquilo, que no encuentro una silla a mi medida, en todas estoy inquieta, como tu silla ninguna.
A ti Ignacia, que no te pude dar ese beso y las gracias y no sabes cuánto lo siento.
Y que sepáis, que a este lado se ha quedado todos y cada uno de vuestros encantos, vuestras risas, vuestros valores, vuestra fuerza, vuestro cariño y amor, aquí están de por vida, en nuestros corazones. Siempre eternos, siempre inmortales.


PD: Os espero en el sueño de siempre. No importa si llegáis con retraso, yo allí estaré.

Sonia Abellán Montero©.
Juan Capirote©.

viernes, 3 de febrero de 2017

Mi venganza...ser féliz.

Querida mía:
Realmente no eres tan querida, pero una a pesar de todo, se niega a perder la educación y la cortesía. Hace 6 años que nos conocemos oficialmente, un 14 de febrero día de San Valentín, nuestra relación se hizo pública, elegiste un buen día para declararme tu amor. Ya hacía tiempo que venía presintiéndote, como esos amores que sabes que están a punto de llegar y se meten en tu vida sin que te enteres, así, poco a poco y cuando vienes a darte cuenta eres presa de ese sentimiento abrumador.
Quien nos lo iba a decir, que después de tanto tiempo juntas, tanto pasado y vivido la una pegada a la otra,  esta extraña unión  iba a llegar a este punto, a este preciso instante; un poco tarde sí, pero no demasiado y es que como todas las relaciones toxicas y adictivas cuesta deshacerse de ellas cuando una de las dos maltrata físicamente y psicológicamente a la otra persona, eso que le llaman dependencia emocional o incluso rendición. No siento decirte para nada que ya no me importas y que no me muero por seguir a tu vera, te lo digo en el más estricto significado de la frase, no pienso morir por ti y tampoco vivir para ti. Así que yo voy a ser más valiente y humana que tú y te informo como manda el protocolo, que nos vamos a divorciar y de forma inminente.  Te exijo que no montes en cólera, de lo único que va a servir es que yo este unos cuantos días bien jodida, me da igual los golpes que me des porque me levantaré más veces de las que me caiga y con más fuerza, quiero que entiendas que no vas a poder conmigo, quiero que asimiles de una vez por todas que a veces me tendrás secuestrada en cuerpo pero nunca más en mente y alma. Estas tan acostumbrada a tenerme sometida que ni cuenta te has dado que yo misma he hecho de mí un templo al que sólo podrás acceder a su entrada y alrededores, pero nunca al interior que es donde está mi verdadera fuerza y esencia: cuestión de supervivencia.
Quiero que también sepas, que me quedo con los niños, con los animales, con la casa, con la cuenta en números rojos, con mis amigos, mi familia, mi actual pareja (lo siento vino alguien a quien si le importo); me quedo con mis años, mis kilos, mis arrugas y mis canas y sobre todo con las ganas. Las ganas de vivir, de no depender de ti, de seguir hacia adelante, de soñar, de reír, de creer e inventar. Me apropio de mis sentimientos y emociones, de mis valores esos que no me permiten someterme más a ti. Me quedo con mi nuevo trabajo, he encontrado otra alternativa, un día me arrebataste mi profesión pensando que me ibas a hundir en la miseria y soledad encerrada entre cuatro paredes y lo que has conseguido es que me dedique a hacer lo que más me apasiona, mira tú por donde el tiro te ha salido por la culata. También me hago cargo de las facturas pendientes, del alquiler, hasta de las vacaciones que todavía no he podido coger. Me quedo con todo lo bueno que tengo e incluso con lo menos bueno, a lo único que tienes derecho es a un régimen de visitas hasta que la ciencia acabe contigo, pero no te equivoques porque voy a hacer todo lo imposible para que esas visitas desconcertadas, cada vez sean menos y más cortas, he descubierto mis propios medios para contrarrestarte y es que la necesidad agudiza el ingenio.
Y después de todo esto, quiero recordarte que nuestra unión fue impuesta pero yo nunca firme ningún papel que dijera: Hasta que la muerte nos separe, ni siquiera ante tu Dios. Así que prepárate si buscas represalias, de ante mano te advierto, que sí que ganaras alguna que otra batalla pero jamás la guerra y es que prefiero morir de pie que vivir arrodillada. Sin más que decirte, ni siquiera te envío un saludo o una carta de recomendación, prefiero castigarte con el látigo de la indiferencia y que mi mayor venganza sea “SER FELIZ”.
Atentamente mía y jamás de los jamases tuya: alguien que no va a consentir que le arrebates la dignidad.


PD: Tengo millones de motivos para seguir, tu tan solo uno y soy yo…y resulta que ahora por fin soy mi propia dueña. Aquí mando yo.


Dedicado a todos los enfermos y enfermas que padecen alguna enfermedad crónica, en particular a quienes sufren de Fibromialgia. 




Sonia Abellán Montero©.
Tamara Gonzalez Ruiz©.



viernes, 27 de enero de 2017

Y Susanita...se comió al ratón.

Ha pasado muchos años, tantos que no recuerdo exactamente cuando la canción de “Susanita tiene un ratón”, la escuché por primera vez, no sé qué deciros esa fecha  exacta se me escapa por los recuerdos. Lo que sé es que en su momento me parecía muy entrañable; esa Susanita cuidando de un ratoncillo chiquitín, comiendo chocolate, turrón y bolitas de anís. Que contento estaba el pequeño roedor en las manos de Susanita, la niña era su mejor amiga con la que jugaba al ajedrez  y al futbol e iba al cine y al teatro. Ya se le veía a Susanita desde chica esas inquietudes que empezaban a despertarse en nuestras pequeñas mentes como estudiar, leer y jugar a “cosas de chicos”,  somos hijas de la transición y sin saberlo empezamos a ser independientes. Me acuerdo que mi madre leía y mi padre no,  que mi madre tenía un vocabulario muy fluido y rico y el de mi padre era más bien de andar por casa. Que mi padre trabajaba y mi madre estaba en casa, con las tareas del hogar y con sus hijos. Su pequeña vida social con alguna vecina y su amiga de toda la vida. Pero siempre noté que mi madre era diferente al resto y tras el divorcio con mi padre empezó realmente a ser ella misma y de su sayo hizo una capa de súper heroína;  se puso el mundo por montera y empezó su carrera en solitario, la de ser mujer libre pensadora e independiente. Mi referente.
Igual que el resto de mi generación, Susanita fue creciendo, si no me equivoco yo soy un año más mayor que ella. Yo fui a lo mío, a mis cosas, a tomar malas decisiones, a creer en los seres humanos a pesar de los palos, a salir adelante como pude, a tener buenos momentos y no tan buenos, a crecer como persona y llenarme los bolsillos de sueños  sin importarme las adversidades. A seguir con la herencia emocional de mi madre, con la humildad por delante y mis valores y principios tatuados en el alma. Sin hacer grandes cosas, ni recibir premio alguno o reconocimiento público, sin estudiar ninguna carrera pero aprendiendo grandes lecciones en la universidad de la vida.  Fui lo que pude ser, lo que me deje ser y ahora intento ser lo que quiero, pero en esta larga travesía nunca perdí el norte, las estrellas no me cegaron y me dejaron seguir disfrutando del firmamento y el suelo por donde piso. Mis valores e ideales siguieron creciendo y mi mano sigue extendida para quien quiera cogerla.
Pero Susanita, a pesar de crecer en un barrio sevillano humilde, concretamente en Triana; de que su padre fuera fontanero y su madre ama de casa, decidió coger otro camino diferente al mío, estudió, estudió y estudió. Se formó académicamente,  decidió creer en Dios, hasta impartió catequesis, se metió en el mundo de la política y fue Concejala de Igualdad, luchaba por las mujeres, por darnos nuestro lugar. Promulgó a los cuatro vientos que Andalucía era lo primero, mostró su fuerza por encima de los hombres, aquí era ella quien llevaba los pantalones a pesar de los tacones, de los techos de cristal y las barreras macho tectónicas.
Nunca nos cruzamos por la calle, ni siquiera sabe que existo, pero que alegría más grande cuando Susanita llegó a Presidenta de la Junta de Andalucía, una mujer Presidenta.  Se respiraba brisas de cambio, se convirtió en esperanza para las mujeres. De izquierdas, luchadora, estudiosa, inteligente, con carisma, nadie se le sube a la parra, decidida, deslumbrante….que podíamos pedir más, Susanita era la mujer que todas queríamos ser.
Pero de repente y en poco tiempo, empecé a darme cuenta que esta mujer poderosa distaba mucho de aquella niña que cuidaba y mimaba a aquel insignificante ratón. Y comencé a preguntarme que habría sido de él.
Poco a poco Susanita fue entrando en todos los hogares andaluces, con su labia y su elegancia tenía a muchos y muchas encandilados. Tanta perfección era sospechosa, algo estaba fuera de lugar. Hasta que fue destapando su verdadero yo, su soberbia se hizo presente, su mirada desafiaba a cualquiera que pensara diferente, se olvidó de sus raíces, de sus valores y se vendió al mejor postor  y hasta traicionó a los de su propio equipo, sus hermanos y hermanas.  Se casó con un “tieso” de dudoso poder adquisitivo, al parecer el “tieso” no tenía los bolsillos tan vacíos. Sus golpes de pecho cada vez eran más sonoros y más forzados y en varios actos de dominación y egocentrismo  dejó palpable cuál era su objetivo, no era precisamente el que nos vendió puerta por puerta, ella tenía sus miras y es que para Susanita no hay escalera lo suficiente alta ni cabeza que cortar que le importe.
A Susanita se le ha olvidado todas esas entrevistas que en su día tuvo con mujeres que iban buscando ayuda y comprensión. Se le ha olvidado que detrás de ella durante siglos muchas mujeres murieron por conseguir lo que ahora tenemos, lo que tiene ella. Ya no recuerda sus referentes femeninos ni todos esos libros que seguro que leyó, de las biografías de esas mujeres que tanto han aportado a la sociedad. Se le ha olvidado que era una niña de barrio, que proviene de una familia de trabajadores  y que en Andalucía estamos retrocediendo a pasos agigantados. Mira para otro lado cuando se cometen feminicidios, cuando la indigencia se ve por las calles de su tierra día sí y día también y en aumento, cuando los comedores sociales son más necesarios que nunca y la sanidad está prostituida; vuelve la cara cuando los colegios e institutos se caen a pedazos y la educación está siendo exprimida. Ni siquiera presta atención a los ancianos y sus necesidades básicas, da igual si no tienen para comer mientras paguen los impuestos y los recibos de la luz y el agua. Hasta ha perdido su acento andaluz, eso no es andaluz ni es na de na, el  verdadero andaluz y la verdadera andaluza no finge al hablar porque lo hace desde dentro y  a Susanita dentro poco le queda ya, porque tiene tripas por estrenar.
Qué pena Susanita, que desilusión, que tantas mujeres hayamos creído en ti y la única que no ha perdido la fe en ti eres tú misma, crees tanto en ti que te olvidaste de las demás, de lo que juraste y  dejaste en la cuneta de algún cruce de caminos, esa palabra de honor  y lealtad se la llevó el viento, quizás porque juraste tu cargo con la mano derecha.
¡Ay Susanita! ¿Qué tal llevas eso de confesar tus pecados a la Virgen del Rocío mientras tu “tieso” va debajo del paso del Cristo de las Tres Caídas?, ¿cómo puedes dormir tan tranquila si sólo rezas por ti y te olvidaste de rezar por Andalucía?.
Y lo que realmente me ofende, me indigna y me duele, que mi abuela María siempre fue de izquierdas, que votó hasta el último momento a tu partido, que creyó firmemente hasta el día de su muerte que esa flor que llevas por estandarte se convertiría en un campo de libertad, democracia y hermandad. Y que todas esas carencias que María tuvo, esa infancia perdida, esa hambre que pasó y tantas y tantas calamidades,  como las de tantas mujeres, sólo hayan servido para que tengas tú lo que hoy posees: poder, avaricia, ego, vanidad y una superioridad desmedida hacia los demás.
Solo espero que sigas rezando a tus Santos, falta te va a hacer, porque el tiempo probablemente te pagará con la misma moneda y ni todo el dinero y el poder del mundo llenaran ese corazón vacío y ese alma desgastada de tanto usarla engañando a tu pueblo.
Por cierto, como a mí ya no me engañas, ya se lo que pasó con el ratoncito: te lo comiste para que no brillara más que tú como estás haciendo con todos los andaluces. Ese es tu "modus operandi". El grande se come al pequeño, pero no te equivoques ni  te confíes, porque siempre, siempre hay alguien más grande que tú y créeme que Andalucía es inmensamente grande, mucho más de lo que mereces.

PD: La Línea de la Concepción, aunque te pese, también es Andalucía….que eso, eso también se te ha olvidado, menos mal que a mi si me arde la memoria y la sangre de mi tierra que corre por mis venas.


Sonia Abellán Montero©.


SanMar Fotógrafas©.



https://www.youtube.com/watch?v=ZuhzHGOrnYk

viernes, 20 de enero de 2017

Si tu me dices ven...

SanMar Fotógrafas©.
¿Cuánto hace que no le dices a nadie así, porque si “te quiero con todo mi ser”?...Dicen que el amor se demuestra con gestos, en el día a día. Pero no paro de ver como ese sentimiento anda en decadencia, estamos sumidos y sumidas en un letargo donde las emociones se disparan a la baja, donde el dolor está en el aire. Nos hemos quedado atrapados en el trabajo, en el tenerlo o no tenerlo; en lo que hace la vecina del quinto o el presidente de la comunidad. Caminamos arrastrando los zapatos por la carga de la indignación hacia todos y todo, nos lavamos lo que nos queda del alma a baja temperatura y con un lavado en modo ahorro, no vaya a ser que tanto usarla se desgaste.
Vivimos pendientes de los hilos que otros mueven a su antojo, nos dispersan y dividen hacia un lado y a otro, a veces hacia la nada…otras hacia el todo. Nos obsesionamos en lo que no tenemos, descuidando lo que tenemos, lo que realmente importa, lo que de verdad levanta pasiones. No apreciamos una puesta de sol, una estrella fugaz o un eclipse; por no valorar, no valoramos nada porque no nos valoramos a nosotros mismos. Inventamos prejuicios día sí y día también porque seguimos teniendo miedo a lo desconocido, a cambiar o a ser quien realmente somos y es que somos lo que podemos y no lo que queremos. Volcamos nuestras frustraciones en los que más amamos, cualquier motivo es bueno para echarnos en cara los unos a los otros lo imperfectos e imperfectas que somos, lo humanos que somos. No perdonamos ni mucho menos olvidamos, nos cuesta tanto alabar las virtudes de los demás que sólo vemos las nuestras, como si no tuviéramos defectos; como si fuéramos perfectos y perfectas. Y en realidad lo somos, somos perfectos y perfectas idiotas.
Ya no nos revolcamos en nuestra mierda, no es suficiente, nos quedamos a vivir en ella y nadamos en la de los demás. Huimos de los abrazos, del cariño, de los besos, de las caricias como si fueran malos para nuestra salud, como si el amor provocase alergia temiendo que nos salgan mariposas en el estómago y les dé por alegrar nuestro corazón.
Hablamos y hablamos, no paramos de hablar y no decimos nada y tampoco nadie nos escucha, porque solo nos preocupamos en escucharnos a nosotros mismos.
Imponemos modas y estereotipos, inventamos insultos en vez de sentimientos de los buenos, de los auténticos. Vamos de psicólogos y psicólogas por la vida, diagnosticando los traumas ajenos y recetando sin prescripción facultativa la fórmula mágica para la felicidad, que no es otra que el egoísmo...”Tómese unas cuantas dosis al día y verá cómo se encuentra usted mucho mejor, sea usted un poco más egoísta cuando no esté trabajando, sobre todo en su tiempo libre y a los que le rodean…que se tomen un antidepresivo, un par de pastillitas de Prozac para sobre llevar su nuevo yo”.
 Queremos ordenar la vida de todo el mundo cuando la nuestra es un puñetero desorden. Nos quejamos y quejamos, nos quejamos hasta de las quejas de cualquiera del Facebook y a veces ni siquiera es nuestro contacto. Nos quejamos todo el tiempo y proclamamos a los cuatro vientos que la conciencia nos deja dormir tranquilos y tranquilas, será porque Pepito grillo está de baja por depresión a causa del exceso de trabajo. Esperemos que no coja la jubilación anticipada o una incapacidad total.
Nos olvidamos de quien tenemos al lado, de el de enfrente, del que está arriba y del que está debajo, ya tenemos bastante con mirarnos nuestro propio ombligo como para mirar el de los otros, será que nuestro ombligo tiene unas dimensiones descomunales o nuestro ego unas medidas desproporcionadas.
Y nos hemos olvidado de los boleros y baladas, de los besos canallas y a traición, de las caricias aterciopeladas, esas que te ponen la piel de melocotón. Hemos despojado al olvido los abrazos en flor y las cómplices miradas y las sonrisas van a marchas forzadas. Ya no deshojamos margaritas, ni buscamos tréboles de cuatro hojas; nos empeñamos en clavarnos las espinas de cualquier rosa marchita. No hacemos tonterías, eso es de tontos, ni tampoco hacemos locuras por amor…eso es de locos y son ñoñerías. Ya no escribimos poesías, ni pintamos corazones en la pared, estamos ocupados destrozando nuestra vida dibujando emoticonos de rebeldía asistida,  inmersos en la red. El erotismo ha pasado a mejor vida, ahora la pornografía barata y fría está en alza; no practicamos el Kama Sutra porque meternos en la cama con nuestra pareja nos asusta, no vaya a ser que te vuelvas a enamorar de ella.  Se impone el ciber-sexo, no hay mejor sexo seguro que este; da igual que sea con ese, con esa o con eso.
Y nos cuesta cogernos de la mano por la calle, en realidad…nos cuesta cogernos de la mano y punto; no queremos tatuarnos la piel con otra piel,  creemos que nos va a escocer más de la cuenta ese contacto corporal y no tenemos en nuestro botiquín una pomada de uso utópico, ni de uso atípico: solo tenemos crema de uso aséptico y esa, esa no vale para los efectos secundarios que causa quererse a la vieja usanza, como se quieren los verdaderos amantes: con el cuerpo, con la mente y con el alma.
Ya nadie es cursi, pocos y pocas rozamos la cursilería, estamos en peligro de extinción como el verdadero amor;  no hacemos más de cuatro demostraciones a lo Benedetti por miedo al rechazo o a hacer el ridículo, encarcelando nuestros sentimientos a una cadena perpetua o para los más afortunados a una condena a muerte.
Y aún así, con el desamor en contra, las modas impuestas, los baños en la mierda, las quejas, el hastío, la desidia, los ansiolíticos, el estrés por tacto, el romanticismo ausente, lo artificial presente, los sueños en coma etílico, las floristerías en quiebra, las cajas de bombones vacías, los kilos que nos sobran, las ganas que nos faltan, los maniquís que andan por la calle, los bolsillos rotos, los corazones vacíos, las migrañas inducidas, la cuenta corriente en números rojos, la emisora estropeada, la ola de frío, los psicópatas que hay sueltos, los muros que nos separan, las piedras que nos lanzamos y del dolor que provoca la vida y la muerte…aun así, si tú me dices ven, lo dejo todo.

https://www.youtube.com/watch?v=jhd226xniH0

Sonia Abellán Montero©.